viernes, 18 de enero de 2013

RESPONSABILIDAD

Está claro que los ciudadanos no somos culpables de esta crisis, como se ha querido hacer ver por algunos sectores de la política y la prensa. Desviando así la atención y culpas.
Pero lo que sí somos los ciudadanos es responsables de ella. Como parte importante de la sociedad, actores de la misma, tenemos la obligación de tomar partido en su rumbo. Dejar de hacernos las víctimas y coger las riendas del cambio. Todo esto, claro está, conlleva una molestia que no todos estamos dispuestos a asumir, como bien se está viendo. Pero si queremos que los políticos, banqueros y demás agentes cumplan con su cometido. Que gestionen correctamente, debemos y tenemos que hacerlo. Exigir derechos, nuestros derechos y que aquellos que cometan delitos paguen por ellos.
No basta con que los médicos, profesores, jueces, abogados y fiscales defiendan la sanidad, educación y justicia. Porque no sólo a estos les perjudica que se privaticen estas instituciones, nos perjudica a todos y cada uno de nosotros. Por lo que tenemos que arrimar el hombro y movilizarnos.

Así que basta ya de lamentos y ser víctimas, dejando hacer y deshacer a los políticos. Está claro que los gobernantes de este país no van a cambiar nada porque no les conviene perder privilegios, poder y estatus. Debemos y tenemos que ser los ciudadanos. Es nuestra responsabilidad y obligación.

Otro actor importante de la sociedad que tiene mucha, muchísima responsabilidad en todo este asunto es el periodista. También les gusta justificarse diciendo que las cosas están mal en la profesión y que no pueden hacer nada porque peligra su empleo. ¿Cómo que no pueden hacer nada? Precisamente ellos que tienen la información, los datos son los que más pueden hacer por explicar la situación y concienciar al ciudadano.
He de reconocer que no todos son iguales, por fortuna, y que sí que hay muchos que son verdaderos profesionales y denuncian las injusticias, las estafas, la corrupción. No sólo en nuestro país, sino en otros, y que no se olvidan nunca de aquellos que sufren verdaderas tragedias por culpa de los países fuertes. E incluso defienden una prensa libre y pública. Pero cada vez son más silenciados por el resto, por aquellos medios y periodistas que están al servicio del poder y a los que sólo les importa la recompensa económica.
Sí, sí, ya sé, ya sé, algunos tienen familia y han de pensar en todo esto. Pero digo yo, cuando decidieron ser periodistas, dedicarse a la información ¿no sabían los riesgos y responsabilidades que esta elección conlleva, no conocían el código deontológico periodístico y sí lo sé yo? No me lo creo, considero que o bien son conformistas y prefieren decirse y convencerse de que no pueden hacer nada porque les costaría el puesto. Bien son afines a las políticas del poder. O bien son personas que les da lo mismo quién haya en él mientras ellos tengan su sueldo a fin de mes. Para mí estos no son verdaderos profesionales porque no están comprometidos con la verdad, desinforman y manipulan en vez de mostrar la realidad tal y como es. Por todos es sabido que la mayoría de las agencias y grandes cadenas de comunicación de masas son empresas, grandes empresas que buscan la rentabilidad a costa de lo que sea. Y que lo que menos les importa es decir o mostrar la verdad. Así que, pues eso, que mientras haya personas que le sigan el juego habrá manipulación. Estas empresas de comunicación están dirigidas por el poder, claro. Cuando digo el poder no sólo hago referencia a la clase política, sino que incluyo a empresarios, banqueros y demás individuos que gobiernan y dirigen un país.

Vuelvo a la responsabilidad ciudadana. Este aspecto de la información también nos afecta, también es cosa nuestra. Porque es otro punto en el que tenemos que estar atentos. Y como responsables debemos escoger, analizar y discriminar la información que nos llega. Buscar diferentes fuentes y conocer quién está detrás de esa información. Pero claro, como he dicho antes, esto también conlleva una molestia y no estamos dispuestos a tanto, por eso estamos donde estamos y tragamos lo que tragamos. Preferimos no saber y dejar pasar las cosas a ver si por sí solas se solucionan. Y cuando no tengamos nada más que perder. Llorar, enfadarnos y maldecir a los dirigentes. Eso sí sabemos hacerlo, y muy bien además.

No sé si os habréis fijado en cómo nos presentan a países de Sudamérica, África o China. Nos cuentan que en estos lugares no existe el derecho a una información libre. Que no pueden hacer esto o lo otro. ¡Cuánta corrupción existe!... Para que pensemos ¡vaya, allí sí que están mal! Y aquí no ¿verdad? Porque aquí sí disfrutamos de todo eso que critican de otros lugares, aquí sí tenemos una información independiente, sueldos y trabajos dignos, gobernantes honestos, etc, etc.
Otra cosa que les gusta mucho a los medios es repetir una y otra vez que en invierno nieva y en verano hace calor, ¡vaya, esto sí que es algo extraño y desconocido, si no fuera por ellos ni lo sabría! Ahora nos machacan diariamente con las guerras, o ¿debería decir conflictos? Para suavizar digo, como hacen ellos. A lo que voy, las guerras en países árabes, en África y la “ayuda” que los maravillosos y preocupados gobiernos de Europa y EE.UU. prestan para "paliar" el desastre. Pero no cuentan ¿por qué ahora? ¿Qué hay detrás de esas supuestas ayudas? ¿Cuál es la verdadera razón que ha llevado a estos países a la guerra? Otro tema es el de las imputaciones, que después se olvidan y no pasa nada de nada a nadie. Pero y lo que se consigue con ello ¿qué? ¿Y qué se consigue con ello? Preguntaréis. Pues no es otra cosa que parecer que aquí la justicia funciona y que los medios denuncian, a la vez que se desvía la atención y no se explica las nuevas medidas tomadas ni los problemas reales. Todo cortinas de humo, muchas y muy espesas. Y demasiadas preguntas para ninguna respuesta coherente y veraz.

Con todo lo que he dicho, y podría extenderme más y exponer punto a punto cada cosa, sólo pretendo hacer pensar. Que haya una reacción mayor de la que hay. Hacer ver que no somos culpables pero sí responsables, ya que formamos parte de esto, nos guste o no. Y que basta de tanto victimismo. Seamos más valientes y conscientes de lo que está ocurriendo, si no, será demasiado tarde.

Pensad, y hacedlo bien. Esto no se soluciona solo. Todos estamos implicados, todos somos responsables de la situación y de que el cambio sea posible.