La huelga pretendía expresar el rechazo de los trabajadores de este país a las políticas de recortes sociales y supresión de sus derechos decretadas por el Gobierno, bajo el amparo de directrices europeas.
Según los sindicatos la reforma laboral no creará más empleo, no reducirá la dualidad de mercado y aumentará la temporalidad, facilita y abarata el despido, refuerza el poder empresarial, debilita la negociación colectiva, privatiza la gestión de desempleo y amplía el campo de actuación de las Empresas de Trabajo Temporal a los sectores de riesgo y al empleo público.
Por otra parte, los empresarios tampoco están conformes con la reforma, ya que exigen que las cotizaciones sociales, costes de despido, tutela judicial, negociación colectiva y regulación de la contratación sean aún menores.
Lo cierto, es que la huelga llega algo tarde, la reforma ya ha sido aprobada, por lo que las movilizaciones no tendrán mucha repercusión, esto debería haberse hecho cuando se hizo pública la propuesta de reforma y los diálogos entre sindicatos y gobierno no daban su fruto.
En los últimos años los trabajadores hemos ido perdiendo derechos, siendo aumentadas las jornadas laborales y reducidos los sueldos, estamos muy por debajo de el resto de países europeos en esto, por lo que la reforma no creo que mejore las condiciones, más bien serán igual o peor que ahora. Cierto es, que si no nos movilizamos y protestamos no conseguiremos cambiar nada, pero se debe hacer en el momento adecuado y no cuando ya están las decisiones tomadas y aprobadas.
