Pero
lo que sí somos los ciudadanos es responsables de ella. Como parte
importante de la sociedad, actores de la misma, tenemos la obligación
de tomar partido en su rumbo. Dejar de hacernos las víctimas y coger
las riendas del cambio. Todo esto, claro está, conlleva una molestia
que no todos estamos dispuestos a asumir, como bien se está viendo.
Pero si queremos que los políticos, banqueros y demás agentes
cumplan con su cometido. Que gestionen correctamente, debemos y
tenemos que hacerlo. Exigir derechos, nuestros derechos y que
aquellos que cometan delitos paguen por ellos.
No
basta con que los médicos, profesores, jueces, abogados y fiscales
defiendan la sanidad, educación y justicia. Porque no sólo a estos
les perjudica que se privaticen estas instituciones, nos perjudica a
todos y cada uno de nosotros. Por lo que tenemos que arrimar el
hombro y movilizarnos.
Así
que basta ya de lamentos y ser víctimas, dejando hacer y
deshacer a los políticos. Está claro que los gobernantes de este
país no van a cambiar nada porque no les conviene perder
privilegios, poder y estatus. Debemos y tenemos que ser los
ciudadanos. Es nuestra responsabilidad y obligación.
Otro
actor importante de la sociedad que tiene mucha, muchísima
responsabilidad en todo este asunto es el periodista. También les
gusta justificarse diciendo que las cosas están mal en la profesión
y que no pueden hacer nada porque peligra su empleo. ¿Cómo que no pueden hacer nada?
Precisamente ellos que tienen la información, los datos son los que
más pueden hacer por explicar la situación y concienciar al
ciudadano.
He
de reconocer que no todos son iguales, por fortuna, y que sí que hay
muchos que son verdaderos profesionales y denuncian las injusticias,
las estafas, la corrupción. No sólo en nuestro país, sino en
otros, y que no se olvidan nunca de aquellos que sufren verdaderas
tragedias por culpa de los países fuertes. E incluso defienden una
prensa libre y pública. Pero cada vez son más silenciados por el
resto, por aquellos medios y periodistas que están al servicio del
poder y a los que sólo les importa la recompensa económica.
Sí,
sí, ya sé, ya sé, algunos tienen familia y han de pensar en todo
esto. Pero digo yo, cuando decidieron ser periodistas, dedicarse a la
información ¿no sabían los riesgos y responsabilidades que esta
elección conlleva, no conocían el código deontológico
periodístico y sí lo sé yo? No me lo creo, considero que o bien
son conformistas y prefieren decirse y convencerse de que no pueden
hacer nada porque les costaría el puesto. Bien son afines a las
políticas del poder. O bien son personas que les da lo mismo quién
haya en él mientras ellos tengan su sueldo a fin de mes. Para mí
estos no son verdaderos profesionales porque no están comprometidos
con la verdad, desinforman y manipulan en vez de mostrar la realidad
tal y como es. Por todos es sabido que la mayoría de las agencias y
grandes cadenas de comunicación de masas son empresas, grandes
empresas que buscan la rentabilidad a costa de lo que sea. Y que lo
que menos les importa es decir o mostrar la verdad. Así que, pues
eso, que mientras haya personas que le sigan el juego habrá
manipulación. Estas empresas de comunicación están dirigidas por
el poder, claro. Cuando digo el poder no sólo hago referencia a la
clase política, sino que incluyo a empresarios, banqueros y demás
individuos que gobiernan y dirigen un país.
Vuelvo
a la responsabilidad ciudadana. Este aspecto de la información
también nos afecta, también es cosa nuestra. Porque es otro punto
en el que tenemos que estar atentos. Y como responsables debemos
escoger, analizar y discriminar la información que nos llega. Buscar
diferentes fuentes y conocer quién está detrás de esa información.
Pero claro, como he dicho antes, esto también conlleva una molestia
y no estamos dispuestos a tanto, por eso estamos donde estamos y
tragamos lo que tragamos. Preferimos no saber y dejar pasar las cosas
a ver si por sí solas se solucionan. Y cuando no tengamos nada más
que perder. Llorar, enfadarnos y maldecir a los dirigentes. Eso sí
sabemos hacerlo, y muy bien además.
No
sé si os habréis fijado en cómo nos presentan a países de
Sudamérica, África o China. Nos cuentan que en estos lugares no
existe el derecho a una información libre. Que no pueden hacer esto
o lo otro. ¡Cuánta corrupción existe!... Para que pensemos ¡vaya,
allí sí que están mal! Y aquí no ¿verdad? Porque aquí sí
disfrutamos de todo eso que critican de otros lugares, aquí sí
tenemos una información independiente, sueldos y trabajos dignos,
gobernantes honestos, etc, etc.
Otra
cosa que les gusta mucho a los medios es repetir una y otra vez que
en invierno nieva y en verano hace calor, ¡vaya, esto sí que es
algo extraño y desconocido, si no fuera por ellos ni lo sabría!
Ahora nos machacan diariamente con las guerras, o ¿debería decir
conflictos? Para suavizar digo, como hacen ellos. A lo que voy, las
guerras en países árabes, en África y la “ayuda” que los
maravillosos y preocupados gobiernos de Europa y EE.UU. prestan para "paliar" el desastre. Pero no cuentan ¿por qué ahora? ¿Qué hay
detrás de esas supuestas ayudas? ¿Cuál es la verdadera razón que
ha llevado a estos países a la guerra? Otro tema es el de las
imputaciones, que después se olvidan y no pasa nada de nada a nadie.
Pero y lo que se consigue con ello ¿qué? ¿Y qué se consigue con
ello? Preguntaréis. Pues no es otra cosa que parecer que aquí la
justicia funciona y que los medios denuncian, a la vez que se desvía
la atención y no se explica las nuevas medidas tomadas ni los problemas
reales. Todo cortinas de humo, muchas y muy espesas. Y demasiadas
preguntas para ninguna respuesta coherente y veraz.
Con
todo lo que he dicho, y podría extenderme más y exponer punto a
punto cada cosa, sólo pretendo hacer pensar. Que haya una reacción
mayor de la que hay. Hacer ver que no somos culpables pero sí
responsables, ya que formamos parte de esto, nos guste o no. Y que
basta de tanto victimismo. Seamos más valientes y conscientes de lo
que está ocurriendo, si no, será demasiado tarde.
Pensad,
y hacedlo bien. Esto no se soluciona solo. Todos estamos implicados,
todos somos responsables de la situación y de que el cambio sea
posible.