Hace algún tiempo decidí
no tomarme tan en serio las noticias que nos machacan diariamente
porque no me hacen ningún bien, me entristecen y me llevan a un
estado anímico nada bueno. Me hunden y me quitan las ganas de todo.
Siento una gran impotencia ver cómo nos quitan derechos y libertades
con toda tranquilidad, sin que reaccionemos ante ello.
Los medios de
comunicación están jugando un papel clave en todo esto, nos saturan
de noticias negativas sin ofrecernos ninguna alternativa, no nos
muestran ni un mínimo de luz. Hacen un gran trabajo al servicio del
poder para deprimir a la ciudadanía, meternos miedo y que así nos
quedemos perplejos, estáticos, narcotizados y no luchemos por
defender lo que es nuestro, de todos.
Bien, como he dicho al
principio, decidí no tomarme tan en serio todo esto, lo he
conseguido durante un tiempo y me sentó bastante bien, pero mi
inquietud, mi querer saberlo todo, mi curiosidad hacen que al final
me empape de demasiadas cosas. Pero sí hay algo que estoy
consiguiendo, prestar más atención y buscar aquellas noticias
positivas o al menos diferentes, que no hablen de recortes,
represión, economía o política. Estas noticias no son otras que
las musicales, las culturales que me gustan más, me alimentan y
nutren. Cuando mi mente llega a un estado de saturación extremo, de
tristeza profunda, cierro todas las páginas de actualidad política
y me pongo música, esto sí me hace bien, me aislo de todo, cierro
los ojos y disfruto de ese maravilloso sonido.
La música tiene un
efecto muy poderoso en los humanos, inexplicable, nos hace sentir cosas diferentes,
tristeza, alegría, euforia, reflexión... No sólo en aquellos que
disfrutamos escuchándola, si no también en aquellos que la crean y
la interpretan. Esto me lleva a recordar un artículo que leí el
otro día de Elvira Lindo sobre una mujer, Marjorie Elliot, que
había perdido a su hijo un domingo hace ya veinte años y que para
sobrellevar este trágico suceso, Marjorie, pianista, decidió
sentarse todos los domingos a las cuatro de la tarde en su piano y
tocar. Abriendo las puertas de su casa de par en par para todo aquel que quisiera unirse. Con ello ha conseguido que su casa esté
repleta de gente todos los domingos deseando asistir y disfrutar de
la música que sale de sus dedos y de los que la acompañan. Es muy difícil o imposible superar la muerte de un ser querido, mucho menos de
un hijo, pero a esta señora la música la ha ayudado a seguir
adelante, y no solo eso, sino que también ha ayudado a todo aquel
que se acerca a escucharla.
De otra forma, por
supuesto, y sin pretender compararme con Marjorie porque sería
absurdo y egoísta, a mí también me salva la música. Tiene un
poder que ningún otro arte por maravilloso que sea consigue. De
hecho, es el último recuerdo que perdemos, si es que lo hacemos,
cuando nuestra mente enferma y dejamos de ser nosotros. La música
nunca se borra de nuestro subconsciente.
En mi caso es algo
necesario para vivir, no concibo un día sin ella, además, como ya
he dicho, es mi válvula de escape, mi droga para anestesiarme y no
hundirme del todo. Me hace ver y darme cuenta que la vida es algo más
de lo que nos quieren hacer creer y que el ser humano no puede ser
tan malo si es capaz de crear algo tan extraordinario como es la
música.
Gente como esta anciana
mujer, nos deben y pueden enseñar a valorar las cosas, otras cosas.
Buscar y aferrarnos a aquello que nos haga bien, que nos haga más
humildes, mejor persona y ayude a la gente que tenemos a nuestro
alrededor.
Como siempre me dice mi
compañero, amigo y hermano, la revolución empieza por uno mismo,
por mejorar y cambiar nosotros, y así poder ayudar a aquellos que
tenemos más cerca, ese es el principio para hacer de este, nuestro
mundo, un lugar mejor. Eso es lo que ha hecho Marjorie, pretendiéndolo o no. Y a mí la música sobre todo, me ayuda a
mejorar, aprender, sentir, conocerme y compartir.
Totalmente de acuerdo contigo. Si uno se deja llevar por la vorágine de todo lo que ocurre a su alrededor es probable que pierda la chaveta, y la musica es una gran aliada para que eso no ocurra.
ResponderEliminarExcelente publicación Cris.
Sí, sí que es una excelente aliada.
EliminarMuchas gracias Miquelo
Cierto, la música está entre las mejores cosas de la vida. Una forma de viajar y de vivir muchas vidas aun sin moverte de donde estás (o moviéndote, claro). Y cura, vaya que si cura.
ResponderEliminarUn beso.
Efectivamente Micabezacuadrada, la música es una de las mejores cosas que ha creado el ser humano. Y para aquellos que nos apasiona es una maravillosa forma de crecer, compartir, aprender y abrir nuestras pequeñas mentes. Así como también una ayuda, muy importante, para superar el día a día.
EliminarTe doy las gracias porque tú has sido y eres una de las personas, o la persona, que más me ha ayudado a aprender a disfrutarla. Desde pequeños me mostrabas lo apasionante e importante de cada nota, cada sonido y su conjunto. Me enseñaste a valorar la importancia de los detalles y la variedad de estilos.